La revisión en profundidad de un fósil descubierto hace 20 años en China ha permitido averiguar que corresponde a un dinosaurio que, hace unos 120 millones de años, murió poco después de haber devorado un mamífero.

La dieta de los dinosaurios fue muy variada y se da por supuesto que algunas de sus especies comieran vertebrados de todo tipo, incluidas algunos de los entonces pequeños y poco diversificados mamíferos, pero hasta ahora no se había descubierto ningún resto de microraptor que mostrara claramente esta dieta.

El fósil de dinosaurio en el que se basa la investigación corresponde a un ejemplar de la especie Microraptor zhaoianus, localizado el año 2000 en la Formación Jiufotang, en en Chaoyang (Liaoning, China).

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El primer estudio sobre el fósil ahora revisado fue datado en uno 120 millones de años y su descripción mostraba que al fósil le faltaba la mayor parte de su parte media, pero su caja torácica aún estaba intacta.

Pequeños dinosaurios con plumas

Los Microraptor (género extinto del que se conocen tres especies) eran dinosaurios terópodos (tres dedos funcionales) dromeosáuridos, que vivieron a principios del período Cretácico (hace aproximadamente entre 125 a 113 millones de años), en el Aptiense, en lo que hoy es Asia. Algunas especies de microraptores lucían plumas, que podrían haber sido utilizadas para deslizarse volando o planeando desde las ramas de los árboles.

La revisión del fósil del microraptor de Jiufotang ha permitido  encontrar evidencia de otro fósil en su interior, que correspondería a un pequeño mamífero. En concreto, se encontraron los restos de una especie similar a un ratón justo detrás de las costillas del microraptor, que según los investigadores es una prueba de que había formado parte de su dieta poco antes de morir. Por el momento no se ha podido identificar la especie a la que pertenecía el mamífero devorado.

Los investigadores señalan que estudios anteriores han demostrado que los microraptor comían otras criaturas pequeñas, como serpientes, escamosos y pájaros, pero nunca se había demostrado en el caso de mamíferos.

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