La mujer considerada actualmente como la más longeva del mundo, la monja francesa Lucile Randon (conocida también como hermana André), murió a sus 118 años en una residencia de ancianos en Toulon (Francia), a menos de cuatro años de superar la edad de fallecimiento más elevada jamás registrada (122 años).
El libro Guinness de los Récords le confirió ese rango el 25 de abril de 2022, tras el fallecimiento, a los 119 años, de la japonesa Kane Tanaka.
Sor André, en el último tramo de su vida, ciega y en silla de ruedas, no escondía desde hacía algunos años cierto cansancio y confesaba que su deseo era «morir pronto». Pero «Dios no me escucha, debe estar sordo», dijo la mujer en una larga entrevista en febrero del año pasado.
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Nacida el 11 de febrero de 1904 en Alès (sudeste de Francia), Randon se había convertido en la segunda persona francesa y europea más longeva de la historia, así como la monja más anciana que jamás había vivido, según un comunicado de Guinness World Records publicado tras su muerte. La anciana abandonó este mundo a las dos de la madrugada del martes.
Habitaba desde 2009 en Toulon, en la que estaba reconocida como ciudadana de honor desde 2019. «Nuestra ciudad de Toulon pierde a una toulonesa de corazón», escribió en su cuenta de Twitter el alcalde de la ciudad, Hubert Falco, al conocer la noticia de su fallecimiento.
«Francia ha perdido a una religiosa de gran corazón, que compartía con generosidad su experiencia vital (…). Por mi parte, pierdo a una mujer a la que estimaba profundamente», añadió Falco.
Por su parte, David Tavella, encargado de comunicación del ancianato Sainte-Catherine-Labouré de Toulon (sur), en la costa mediterránea, donde residía, anunció lo siguiente: «Sentimos una gran tristeza, pero ella ya lo quería. Su deseo era reunirse con su hermano adorado. Para ella, es una liberación».